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CORPVS INSCRIPTIONVM LATINARVM II
    
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LUIS JOSÉ VELÁZQUEZ
(Málaga, 1722 - 1772)
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La renovación procedente de la Europa ilustrada, en la que España, con la nueva dinastía borbónica, empezaba a estar inmersa, tuvo en Luis José Velázquez de Velasco uno de sus máximos valedores. Bajo los auspicios del rey Fernando VI y del gobierno compuesto por el ministro Zenón de Somodevilla -Marqués de la Ensenada-, el Secretario de Estado José de Carvajal y el confesor real Francisco de Rávago, Luis José de Velázquez formó parte de uno de los mayores proyectos de revisión histórica jamás realizados en España, que se vio, sin embargo, interrumpido con la muerte del Monarca y la llegada al poder del ministro Ricardo Wall.

Velázquez, nacido en la noble familia del Señor de Valdeflores y Sierra Blanca, destacó a muy temprana edad por sus innumerables inquietudes, que fueron rápidamente encauzadas hacia una carrera eclesiástica que terminó por abandonar. Sin embargo, gracias a esta primera etapa de preparación para la vida religiosa recibió una esmerada formación en lengua latina junto a Juan Fernández Barea. Además de latín, estudió también Lógica y Leyes en el Colegio Imperial de San Miguel de Granada, así como Filosofía Clásica y Escolástica en el Colegio de Clérigos Menores, con el profesor Diego de Ramos. Todo ello contribuyó a la adquisición de una vasta erudición y cultura clásica que quedaría suficientemente reflejada tanto por la amplitud de sus intereses como por su gran producción literaria.

Miembro desde 1743 de la tertulia literaria granadina de Alonso Verdugo y Castilla, también llamada Academia del Trípode, utilizó en sus obras de literatura el pseudónimo de Caballero Doncel del Mar. Estando ya en la Corte, a la que se había trasladado en 1748, realizó su más logrado trabajo literario, los Orígenes de la poesía castellana (Málaga 1754). A pesar de ese primer interés por la literatura, poco a poco, Velázquez se decantaría por los estudios históricos, especialmente a raíz de su ingreso en la Real Academia de la Historia en 1752, año en el que se le encargará uno de los viajes arqueológicos por España más importantes del siglo XVIII, la misión científica más significativa de su vida. El encargo encomendado a Velázquez debió tener mucho que ver con la estrecha relación que el malagueño tenía con el por entonces director de la Academia, Agustín Montiano de Luyando. En ese mismo año, publicó el Ensayo sobre los alfabetos de las letras desconocidas que se encuentran en las más antiguas Medallas, y Monumentos de España y finalizó también las excavaciones que había emprendido en Cártama un año antes (Rodríguez 1980). De esta localidad malagueña y sus alrededores copió Velázquez varias inscripciones, algunas de cuyas transcripciones fueron utilizadas por E. Hübner en la edición del volumen II del Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL II 1951. 1955. 1957. 1958. 1961), otras quedaron olvidadas entre sus legajos (CIL II 1946. 1949. 1952. 1954. 1956. 1959). Pero su gran empresa fue el viaje de recopilación documental, para el que había sido comisionado oficialmente por el gobierno de Ensenada. Por su reconocido prestigio Velázquez fue elegido para formar parte de la comisión científica para el estudio del legado histórico de la nación, que había sido nombrada por Fernando VI en 1750. Gracias a este cargo estableció una estrecha relación con el padre Enrique Flórez y con el jesuita Andrés Marcos Burriel. Con éste último mantuvo una intensa colaboración científica en materia epigráfica, como prueban entre otras, las primeras noticias de algunas inscripciones de Valeria (Cuenca) (CIL II 3210. 3215. 3219), que a pesar de ser lecturas de Burriel, tan sólo conservamos a partir de la obra manuscrita del propio Velázquez. Del mismo modo sucede con diversos textos epigráficos que Burriel recoge de Alcalá de Henares; entre ellos se encuentra un texto, hoy perdido (CIL II 3037), erróneamente atribuido al cercano municipio de Torrejón de Ardoz, y que sin embargo fue encontrado en el termino de Alcalá, yendo desde Madrid, pasando el Torote, en una cuesta a la izquierda, q(ue) hace linde de una tierra de n(uestr)o Col(egi)o de Alcalá (RAH, ms. 9/4125). A diferencia de la magnífica relación que mantenía con Burriel, los problemas con Flórez no tardaron en llegar debido a su diferente manera de concebir la Historia, que Velázquez dejó plasmada en los Anales de la Nación Española, obra publicada en su ciudad natal en 1759.

Con la información recogida a lo largo de su viaje pretendía elaborar una Colección general de todos los antiguos Monumentos originales y contemporáneos de la Historia de España y después formar una Historia general de la Nación únicamente deducida de ellos, y a éste fin juntaba todos los materiales que podían hacer á su propósito (en Noticia del Viaje de España...12-13). Pero su proyecto se vio truncado por la caída de Ensenada, su protector, y la retirada de la pensión para los gastos. A su muerte la Academia reclamó sus anotaciones y dibujos y hoy constituyen la "Colección Velázquez" que conserva dicha Institución (mss. 9/4104 a 9/4159).

Durante su viaje, acompañado por el dibujante Esteban Rodríguez, recorrió la provincia de Toledo, parte de la actual provincia de Salamanca, así como las principales ciudades de Extremadura y Andalucía, regiones por tanto, de las que tenemos datos de primera mano especialmente para los textos epigráficos por él recogidos, mientras que para el resto de la Península recopiló informaciones tanto impresas como manuscritas de diversos autores: Jacobo Strada, Juan Fernández Franco, Pedro Quirós, Ambrosio de Morales, Charles de l’Escluse (Carolus Clusius), Tomás Andrés de Gusseme, Rodrigo Caro, Pedro Leonardo de Villacevallos, Manuel Trabuco, Enrique Baca de Alfaro, Juan Francisco Andrés de Uztarroz, Martín Jimena, Andrés Marcos Burriel, Francisco Pérez Bayer o Ludovico Antonio Muratori, entre otros. La gran cantidad de inscripciones latinas -alrededor de unas ochocientas-, así como de fuentes epigráficas cotejadas revelan la importancia que el marqués de Valdeflores concedía al estudio de los testimonios de la Antigüedad romana peninsular, constituyendo una gran parte del volumen total de su obra conforme a la idea rectora del proyecto, que pretendía, en última instancia, editar de forma crítica tanto las inscripciones como las crónicas, fueros, etc.

Velázquez, para alcanzar su objetivo, terminar con las falsificaciones históricas que habían inundado los siglos anteriores, seleccionaba a su arbitrio los monumentos, que en el discurso de esta peregrinación debía recoger, y la manera de copiarlos, declararlos y usarlos; se trataba de realizar una edición pulcra y cuidada que partiese de la lectura directa de los textos y de una transcripción fiel de los mismos a partir de la cual redactaría una Historia de. En cada una de las inscripciones Velázquez declara que reseñaría los siguientes datos: el nombre del pueblo, y la Provincia, donde se halla; las notas de haverla yo visto, y copiado, ó el nombre de la persona de quien hubiere yo recibido su copia, expresando si la vio, y copió, ó si la tomó de otro; las obras impresas ó mss. deque se sacasen las demás inscripciones, que no habían podido cotejarse con sus originales; las varias lecciones mas importantes, quando los libros impresos, y mss. de que se tomen, discuerden entre si; y en las inscripciones Cronologicas se señalaran al margen el año, á que corresponden ... Apartaré de ellos [i.e. de sus informes] todos aquellos monumentos mal copiados, que yo pudiese sacar de sus mismos originales, y en su lugar pondré las copias fielmente sacadas de ellos por mi, o por otras personas, que tengan a bien comunicármelas; y aumentaré estas Colecciones, colocando en sus correspondientes artículos todos los demas Monumentos no publicados que yo sacase de sus originales, o de algunas copias mss. o me sean comunicadas por personas que los sacaron de las mismas fuentes. Por medio de este método estaré siempre en estado de saber, que monumentos he recogido, quales de los impresos he enmendado, y quales son los que me restan por buscar, cotejar y corregir. una memoria en la que daba cuenta del viaje literario que había emprendido ocho años antes, con el fin de recoger los documentos necesarios para formar la historia antigua de España. De las Memorias de su viaje sólo se publicó una breve Noticia en 1765, en la que hacia referencia al número de documentos recogidos para el estudio de la historia antigua de España, que ascendía a un total de 13.664. De ellos, 7008 son diplomas, 4134 inscripciones, 2021 medallas, 439 escritores históricos originales y contemporáneos y 62 monumentos de pintura, escultura y arquitectura.

La desgracia que acompañó al Marqués durante los últimos años de su vida, así como su temprana muerte, privaron a la Epigrafía e Historia hispanas de una de sus principales figuras, así como de la posibilidad de apertura de la Historiografía española a las nuevas corrientes que recorrían Europa, no obstante, las inscripciones de los legajos de Valdeflores constituyeron una de las fuentes principales de las que E. Hübner se sirvió en la edición del volumen II del Corpus Inscriptionum Latinarum.

 
 
Firma
 
Retrato de Fernando VI

Retrato de Fernando VI.
+info.

 
Portada de Ensayo
Portada de Ensayo sobre los alphabetos de las letras desconocidas de L.J. de Velázquez, Madrid 1752.
 
CIL II 3215
CIL II 3215
 
Retrato
Retrato en el Ayuntamiento de Málaga
M. Zamora Bermúdez, "Contribuciones del marqués de Valdeflores a la Historia",
Jábega, 63, 1989, 31
BIBLIOGRAFÍA: J. Mathias, El marqués de Valdeflores (su vida, su obra, su tiempo), Madrid 1959; R. Bejarano Pérez, El marqués de Valdeflores, Málaga, Boletín de Información Municipal 14, 1972, 17-ss.; P. Rodríguez Oliva, Investigaciones arqueológicas del Marqués de Valdeflores en Cártama (1751-1742), Jábega 31, 1980, 41-46; M. Zamora Bermúdez, Contribución del marqués de Valdeflores a la Historia, Jábega 63, 1989, 31-40; A. M. Canto, Un precursor del CIL en el siglo XVIII: el marqués de Valdeflores, Boletín de la Real Academia de la Historia 191, 1994, 215-232; M. Álvarez Martí-Aguilar, La Antigüedad en la historiografía española del siglo XVIII: El Marqués de Valdeflores, Málaga 1996; G. Mora Rodríguez, Luis José Velázquez de Velasco, marqués de Valdeflores, en: Pioneros de la Arqueología en España del siglo XVI a 1912, Alcalá de Henares 2004 (Zona Arqueológica 3), 39-41; R. Cebrián Fernández – V. Salamanqués Pérez – E. Sánchez-Medina, "La documentación sobre las Memorias del viaje del Marqués de Valdeflores por España (RAH, ms. 9/7018)", SPAL (en prensa).
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