La
renovación procedente de la Europa ilustrada, en la que España, con la nueva
dinastía borbónica, empezaba a estar inmersa, tuvo en Luis José Velázquez de
Velasco uno de sus máximos valedores. Bajo los auspicios del rey Fernando VI y
del gobierno compuesto por el ministro Zenón de Somodevilla -Marqués de la
Ensenada-, el Secretario de Estado José de Carvajal y el confesor real Francisco
de Rávago, Luis José de Velázquez formó parte de uno de los mayores proyectos de
revisión histórica jamás realizados en España, que se vio, sin embargo,
interrumpido con la muerte del Monarca y la llegada al poder del ministro
Ricardo Wall.
Velázquez,
nacido en la noble familia del Señor de Valdeflores y Sierra Blanca, destacó a
muy temprana edad por sus innumerables inquietudes, que fueron rápidamente
encauzadas hacia una carrera eclesiástica que terminó por abandonar. Sin
embargo, gracias a esta primera etapa de preparación para la vida religiosa
recibió una esmerada formación en lengua latina junto a Juan Fernández Barea.
Además de latín, estudió también Lógica y Leyes en el Colegio Imperial de San
Miguel de Granada, así como Filosofía Clásica y Escolástica en el Colegio de
Clérigos Menores, con el profesor Diego de Ramos. Todo ello contribuyó a la
adquisición de una vasta erudición y cultura clásica que quedaría
suficientemente reflejada tanto por la amplitud de sus intereses como por su
gran producción literaria.
Miembro desde 1743 de la tertulia literaria
granadina de Alonso Verdugo y Castilla, también llamada Academia del Trípode, utilizó en sus obras de literatura el pseudónimo de Caballero
Doncel del Mar. Estando ya en la Corte, a la que se
había trasladado en 1748, realizó su más logrado trabajo literario, los Orígenes de la poesía castellana (Málaga 1754). A pesar de ese primer
interés por la literatura, poco a poco, Velázquez se decantaría por los estudios
históricos, especialmente a raíz de su ingreso en la Real Academia de la
Historia en 1752, año en el que se le encargará uno de los viajes arqueológicos
por España más importantes del siglo XVIII, la misión científica más
significativa de su vida. El encargo encomendado a Velázquez debió tener mucho
que ver con la estrecha relación que el malagueño tenía con el por entonces
director de la Academia, Agustín Montiano de Luyando. En ese mismo año, publicó
el Ensayo
sobre los alfabetos de las letras desconocidas que se encuentran en las más
antiguas Medallas, y Monumentos de España y finalizó también
las excavaciones que había emprendido en Cártama un año antes (Rodríguez 1980).
De esta localidad malagueña y sus alrededores copió Velázquez varias
inscripciones, algunas de cuyas transcripciones fueron utilizadas por E. Hübner
en la edición del volumen II del Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL II
1951. 1955. 1957. 1958. 1961), otras quedaron olvidadas entre sus legajos (CIL
II 1946. 1949. 1952. 1954. 1956. 1959). Pero su gran empresa fue el viaje de
recopilación documental, para el que había sido comisionado oficialmente por el
gobierno de Ensenada. Por su reconocido prestigio Velázquez fue elegido para
formar parte de la comisión científica para el estudio del legado histórico de
la nación, que había sido nombrada por Fernando VI en 1750. Gracias a este cargo
estableció una estrecha relación con el padre Enrique
Flórez y con el jesuita Andrés
Marcos Burriel. Con éste último mantuvo una intensa colaboración
científica en materia epigráfica, como prueban entre otras, las primeras
noticias de algunas inscripciones de Valeria (Cuenca) (CIL II 3210. 3215. 3219),
que a pesar de ser lecturas de Burriel, tan sólo conservamos a partir de la obra
manuscrita del propio Velázquez. Del mismo modo sucede con diversos textos epigráficos que Burriel recoge de Alcalá de
Henares; entre ellos se encuentra un texto, hoy perdido (CIL
II 3037),
erróneamente atribuido al cercano municipio de Torrejón de Ardoz, y que sin embargo fue encontrado en el termino de Alcalá, yendo desde Madrid, pasando el Torote, en una cuesta a
la izquierda, q(ue) hace linde de una tierra de n(uestr)o Col(egi)o de Alcalá (RAH, ms. 9/4125). A diferencia de la magnífica relación que mantenía con
Burriel, los problemas con Flórez no tardaron en llegar debido a su diferente
manera de concebir la Historia, que Velázquez dejó plasmada en los Anales de
la Nación Española, obra publicada en su ciudad natal en 1759.
Con la información recogida a lo largo de su
viaje pretendía elaborar una Colección general de todos los antiguos
Monumentos originales y contemporáneos de la Historia de España y después formar
una Historia general de la Nación únicamente deducida de ellos, y a éste fin
juntaba todos los materiales que podían hacer á su propósito (en Noticia del Viaje de España...12-13). Pero su proyecto se vio
truncado por la caída de Ensenada, su protector, y la retirada de la pensión
para los gastos. A su muerte la Academia reclamó sus anotaciones y dibujos y hoy
constituyen la "Colección Velázquez" que conserva dicha Institución (mss. 9/4104
a 9/4159).
Durante
su viaje, acompañado por el dibujante Esteban Rodríguez, recorrió la provincia
de Toledo, parte de la actual provincia de Salamanca, así como las principales
ciudades de Extremadura y Andalucía, regiones por tanto, de las que tenemos
datos de primera mano especialmente
para los textos epigráficos por él recogidos, mientras que para el resto de la
Península recopiló informaciones tanto impresas como manuscritas de diversos
autores: Jacobo Strada,
Juan Fernández Franco, Pedro Quirós, Ambrosio de Morales, Charles de l’Escluse (Carolus Clusius),
Tomás Andrés de Gusseme, Rodrigo Caro, Pedro Leonardo de Villacevallos, Manuel
Trabuco, Enrique Baca de Alfaro, Juan Francisco Andrés de Uztarroz, Martín Jimena, Andrés Marcos Burriel, Francisco
Pérez Bayer o Ludovico Antonio Muratori,
entre otros. La gran cantidad de inscripciones latinas -alrededor de unas
ochocientas-, así como de fuentes epigráficas cotejadas revelan la importancia
que el marqués de Valdeflores concedía al estudio de los testimonios de la
Antigüedad romana peninsular, constituyendo una gran parte del volumen total de
su obra conforme a la idea rectora del proyecto, que pretendía, en última
instancia, editar de forma crítica tanto las inscripciones como las crónicas,
fueros, etc.
Velázquez, para alcanzar su objetivo, terminar
con las falsificaciones históricas que habían inundado los siglos anteriores,
seleccionaba a su arbitrio los monumentos, que en el discurso de esta
peregrinación debía recoger, y la manera de copiarlos, declararlos y usarlos; se trataba de realizar una edición pulcra y cuidada que partiese de la
lectura directa de los textos y de una transcripción fiel de los mismos a partir
de la cual redactaría una Historia de. En cada una de las inscripciones
Velázquez declara que reseñaría los siguientes datos: el nombre del pueblo, y
la Provincia, donde se halla; las notas de haverla yo visto, y copiado, ó el
nombre de la persona de quien hubiere yo recibido su copia, expresando si la
vio, y copió, ó si la tomó de otro; las obras impresas ó mss. deque se sacasen
las demás inscripciones, que no habían podido cotejarse con sus originales; las
varias lecciones mas importantes, quando los libros impresos, y mss. de que se
tomen, discuerden entre si; y en las inscripciones Cronologicas se señalaran al
margen el año, á que corresponden ... Apartaré de ellos [i.e. de sus
informes] todos aquellos monumentos mal copiados, que
yo pudiese sacar de sus mismos originales, y en su lugar pondré las copias
fielmente sacadas de ellos por mi, o por otras personas, que tengan a bien
comunicármelas; y aumentaré estas Colecciones, colocando en sus correspondientes
artículos todos los demas Monumentos no publicados que yo sacase de sus
originales, o de algunas copias mss. o me sean comunicadas por personas que los
sacaron de las mismas fuentes. Por medio de este método estaré siempre en estado
de saber, que monumentos he recogido, quales de los impresos he enmendado, y
quales son los que me restan por buscar, cotejar y corregir. una memoria en la
que daba cuenta del viaje literario que había emprendido ocho años antes, con el
fin de recoger los documentos necesarios para formar la historia antigua de
España. De las Memorias de su viaje sólo se publicó una breve Noticia en 1765, en la que hacia referencia al número de documentos
recogidos para el estudio de la historia antigua de España, que ascendía a un
total de 13.664. De ellos, 7008 son diplomas, 4134 inscripciones, 2021 medallas,
439 escritores históricos originales y contemporáneos y 62 monumentos de
pintura, escultura y arquitectura.
La desgracia que acompañó al Marqués durante
los últimos años de su vida, así como su temprana muerte, privaron a la
Epigrafía e Historia hispanas de una de sus principales figuras, así como de la
posibilidad de apertura de la Historiografía española a las nuevas corrientes
que recorrían Europa, no obstante, las inscripciones de los legajos de
Valdeflores constituyeron una de las fuentes principales de las que E. Hübner se
sirvió en la edición del volumen II del Corpus Inscriptionum Latinarum.
V. Salamanqués Pérez - E. Sánchez Medina |
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BIBLIOGRAFÍA: J.
Mathias, El marqués de Valdeflores (su vida, su obra, su tiempo), Madrid
1959; R. Bejarano Pérez, El marqués de Valdeflores, Málaga, Boletín de
Información Municipal 14, 1972, 17-ss.; P. Rodríguez Oliva, Investigaciones
arqueológicas del Marqués de Valdeflores en Cártama (1751-1742), Jábega 31, 1980, 41-46; M. Zamora Bermúdez, Contribución del marqués de Valdeflores a
la Historia, Jábega 63, 1989, 31-40; A. M. Canto, Un precursor del CIL en
el siglo XVIII: el marqués de Valdeflores, Boletín de la Real Academia de la
Historia 191, 1994, 215-232; M. Álvarez Martí-Aguilar, La Antigüedad en
la historiografía española del siglo XVIII: El Marqués de Valdeflores, Málaga 1996; G. Mora Rodríguez, Luis José Velázquez de Velasco, marqués de
Valdeflores, en: Pioneros de la Arqueología en España del siglo XVI a 1912,
Alcalá de Henares 2004 (Zona Arqueológica 3), 39-41; R. Cebrián Fernández – V.
Salamanqués Pérez – E. Sánchez-Medina, "La documentación sobre las Memorias del viaje del Marqués de Valdeflores por España (RAH, ms. 9/7018)", SPAL (en prensa).
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