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Más de un centenar de epígrafes grabados en materiales líticos diversos y en objetos de bronce constituyen el fondo de epigrafía romana y tardoantigua de procedencia desconocida del Museo Arqueológico Nacional, si bien, para algunos de ellos la colección de origen, las características de los propios epígrafes, o ambas circunstancias pueden ser indicio de alguna zona concreta. Es el caso de algunas piezas procedentes del Gabinete de Antigüedades de Palacio que después pasaron a la Biblioteca Nacional, y de otras de la colección del Marqués de Salamanca como los signacula de bronce (cf. A. Castellano, H. Gimeno y A. U. Stylow, Signacula. Sellos romanos en bronce del Museo Arqueológico Nacional, Boletín del Museo Arqueológico Nacional 17, 1999, 59-96) que forman parte del mismo conjunto que otros pertenecientes a ambas colecciones cuya procedencia italiana es segura y que serán incluidos en la página web en el apartado de inscripciones alienae, lo mismo que una lucerna de bronce (inv. 9988) de excelente calidad, una tubería de plomo (inv. 9725) o dos mangos de bronce (inv. 9837 – 9838). Entre las de origen hispano seguro pero cuya localización precisa no consta, podemos aislar el conjunto de la colección de Manuel de Góngora constituida, en lo conocido, por originales y vaciados en yeso de inscripciones ensu mayoría procedentes de las provincias de Granada y Jaén, por lo que es bastante probable que las desconocidas también procedan de alguna de esas dos provincias de la Andalucía Oriental (inv. 16541. 16544. 16558. 16565-16566. 16629. 16771. 16673). Procedencia bética sugiere también E. Hübner para una serie de tegulae que describió en el año 1881 en el Museo. Una de ellas fue publicada por J. de Dios de la Rada y Delgado (inv. 1763), mientras que para el resto sólo contamos con la noticia del epigrafista alemán (CIL II 625233.35-37). A Córdoba se asigna un texto poético (inv. 1985/74/13) por la coincidencia de algunos de sus versos con los de una inscripción hallada en dicha localidad y, también a esa provincia, otro epígrafe (inv. 1981/26/2) que procede de una colección cordobesa.No es improbable que dos epígrafes sin procedencia conocida de la colección del Marqués de Monsalud (inv. 34495-34496), sean de Badajoz o su provincia. Al norte peninsular atribuye J. M. de Navascués, por sus características, el jarro visigodo del diácono Giveldo (s. n. inv.), que consta como desaparecido en el Museo desdel año 1950 (L. J. Balmaseda Muncharaz – C. Papì Rodes, Jarritos y patenas de época visigoda en los fondos del Museo Arqueologico Nacional, Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 15, 1997, p. 166); por las mismas razones atribuye P. de Palol a Cangas de Onís otro jarrito de la misma época (inv. 61736). Según consta en las papeletas realizadas el año 1928 por Lothar Wickert y que se conservan en la Academia de Berlín del conjunto no desdeñable de piezas depositadas por la Academia de la Historia, tres tienen posible procedencia ilicitana (inv. 1985/74/21. 1985/74/24. 1985/74/25). |
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