En 1866 el político y geógrafo Fermín Caballero dedicaba su
discurso de entrada en la Real Academia de la Historia a las Relaciones Topográficas
de España, las respuestas que numerosos pueblos de España habían realizado a un
cuestionario que habían recibido por orden del Rey Felipe II el año 1575, cuyos
manuscritos originales se conservan en la Biblioteca de El Escorial. En la carta dirigida
a las autoridades civiles y eclesiásticas de las localidades de la Corona de Castilla, se
exponían los motivos por los que se hacía necesario un interrogatorio sobre los pueblos:
«El Rey: Por haber entendido que
hasta ahora no se ha hecho ni hay descripción particular de los pueblos de estos reinos,
cual conviene a la autoridad y grandeza de ellos, habemos acordado que se haga la dicha
descripción y una historia de las particularidades y cosas notables de los dichos
pueblos. Y porque si se hubiesen de enviar personas a traer las relaciones que a ello son
menester, no podría haber la brevedad con que holgaríamos que esto se hiciese; ha
parecido que por medio de los prelados, y corregidores, y justicias principales se podrá
hacer muy cumplidamente, y sin dilación, y con más certidumbre que por otras vías, y
así se os envía con ésta la Memoria que veréis. Encargamos y mandamos os, que conforme
a ella ordenéis a todos los concejos y justicias de los lugares de la tierra y
jurisdicción de esa ciudad y de los eximidos de ella, se informen muy bien de todo lo
contenido en la dicha Memoria, y hagan particular relación de ello, encargándoles con
gran instancia tengan mucho cuidado de enviárosla, cada uno de lo que tocare, la más
cumplida, cierta y verdadera que sea posible, y con la mayor brevedad que ser pueda; y
como os fueren trayendo las dichas relaciones, nos las iréis enviando dirigidas a Juan
Vázquez de Salazar, nuestro Secretario, para que no se pierda tiempo en este negocio;
que en ello y en que nos aviséis de cómo lo hubiéredes ordenado y proveído, nos
serviréis». (Archivo General de Simancas, Estado leg. 157/103; apud Campos y
Fernández de Sevilla 2003, 453).
Adjunto a la carta iba el interrogatorio cuyas respuestas
conformarían las Relaciones. No es imposible que para su confección se hubieran
inspirado en un cuestionario que el cronista real Juan Páez de Castro incluía en sus Apuntes
históricos (Biblioteca de El Escorial ms. &.III.10, ff. 9-9v.), titulado "Memorial
de las cosas necesarias para escribir la Historia", que contenía 51 preguntas.
El primero de los interrogatorios, la prueba piloto, constaba de 24 preguntas y fue
enviado en 1574 al obispado de Coria pero nunca se llegó a imprimir. En 1575 se preparó
el segundo que sí se imprimió y se usó hasta 1578, año en que el rey volvió a enviar
una carta recordando la obligación de contestar al cuestionario, que nuevamente se
incluía aumentando el número de preguntas a 59. Viendo el fracaso del anterior, en
agosto del mismo año se preparó un tercero reduciendo el número de preguntas a 45. Para
cumplimentarlos el procedimiento consistía en que los gobernadores, corregidores y a
quienes el rey dirigía el cuestionario debían realizar la lista de los pueblos de la
jurisdicción, y de los eximidos de ella porque se hubieran constituido en villas. A
continuación debían nombrar dos o más personas "inteligentes y curiosas" del
lugar donde ellos residían para que contestasen las preguntas independientemente de que
ya lo hubiera hecho el prelado correspondiente; estos a su vez se tenían que ocupar de
enviar a los pueblos y concejos de la jurisdicción los cuestionarios impresos para que
fueran debidamente cumplimentados por las personas elegidas para el caso. En cuanto a las
villas eximidas de su jurisdicción tendrían que enviar a los justicias de las mismas la
carta del rey y el cuestionario para que procediesen de la misma manera. La relación
debía encabezarse por la fecha y en ella figuraban los nombres de los que la habían
realizado.
Aunque fueron enviados a 713 pueblos, a tal número no llegan las
respuestas que
se conservan; quizá algunos no respondieron aunque otras se habrán perdido como parece
ser el caso de Alcalá de Henares de la que se ha conservado el título correspondiente
pero no la relación misma (Campos 2003, 445 nota 12). La dirección de los trabajos, así
como la del mapa de España que paralelamente se había proyectado levantar, se encomendó
a Pedro Esquivel y fueron continuados a su muerte por
Diego de Guevara, Juan de Hererra y, ya en el siglo XVII, por Juan Bautista Labaña. Dos
puntos del cuestionario de 1575 (el 1 y el 36) incidían directamente en el pasado y en
los vestigios antiguos de los pueblos; en 1578 se añadió que se indicase, además, la
antigüedad que tenían las localidades: "1. Primeramente se declare y diga el nombre
del pueblo cuia relacion se hiciere, como se llama al presente y por que se llama asi, y
si se ha llamado de otra manera antes de aora; 36. Los edificios señalados que en el
pueblo hubiese, y los rastros de edificios antiguos de su comarca, epitafios y letreros y
antiguallas de que hubiere noticia".
De Madrid contestaron a los cuestionarios varios pueblos. Entre
ellos solamente proporcionaron datos epigráficos en respuesta a la pregunta sobre las
antigüedades de la localidad Villamanta, Fuentidueña, Carabaña, Arganda y Morata, estas
tres últimas pertenecientes, en época romana, al ager Complutensis. En
Arganda los informantes declararon que en la columna que sostenía la pila del agua
bendita "hallaron un letrero con las letras y apuntaçiones siguientes ... la
declaraçion de las cuales no entendieron", se referían al ara dedicada a las ninfas
Varcilenses (CIL II 3067); la otra
inscripción que dijeron haber visto, y que tampoco entendieron, es el miliario de
Valtierra (CIL II 4914). En
las respuestas de Morata de Tajuña hacen referencia a una inscripción funeraria de la
que apenas quedaba texto, que "estaba en la torre de la dicha villa, en la cual está
puesta una D romana en la parte alta, y luego escrito un verso que dice LICINIA, y los
demás no se pueden leer..." (Ruiz 2001, 169 n. 86) y a otra que hacía treinta años
que se había descubierto por un vecino "en las afueras del pueblo ... escrita con
letra gótica ... en lengua latina, que decía ET MUNICIUS HEREDES" (Ruiz 2001, 169 n. 85). Aunque
no figura el texto probablemente se refiera a la inscripción consagrada a cierta
divinidad por Saturninus por la salud de Caius Clodius Quintilianus (CIL II 3068) la respuesta que dieron los informantes
de Carabaña: "En esta villa hay una piedra muy antigua puesta en la esquina de un
hospital, en la que hay un letrero hecho de letras griegas, y viniendo por esta villa
personas leídas y entendidas declarando las cifras del dicho letrero, han dicho que en
ellas dice estando aquí un capitán romano queriendo hacer batalla contra sus enemigos,
hizo poner un ídolo sobre aquella piedra, y le hizo adorar a toda su gente antes que
entrase en batalla".
Para la zona alcarreña del ager Complutensis no hay
respuestas relativas a epigrafía. Tratan del nombre de Guadalajara desde su fundación,
indicando que según las fuentes antiguas fiables (Plutarco y Ptolemeo) fue Caraca,
sin dejar de mencionar otras opiniones: "... otros autores son de opinion que tubo
otros nombres, como uno de ellos dice que se llamó Foro Augusto, nombre puesto por los
romanos quando la señoriaron...". No descuidan tampoco mencionar el parecer de otros
autores según los cuales Guadalajara habría sido Complutum, aunque lo rechazan.
En su descripción del puente con su torre central aluden a las dos inscripciones romanas,
vistas por M. Accursio en Alcocer, que
Francisco Medina y Mendoza incluyó en sus Anales de Guadalajara: "esta
sobre el dicho río una puente de mui hermosos y fuerte edificio, con una torre alta y
fuerte en medio de ella que en su demostracion arguye gran antiguedad, y
segun viejas escripturas presumese haver sido edificada de los romanos, es el edificio de
ella cal y ladrillo y canto". No hay más menciones a inscripciones de otros lugares,
y los informadores incluso lo subrayan específicamente como en Taracena o Marchamalo.
Las Relaciones Topográficas, un intento pionero de
organización de noticias descriptivas a modo de diccionario geográfico, nacieron en
parte por la necesidad que sentían los historiadores de ubicar correctamente los lugares
descritos por los geógrafos antiguos, muchos de los cuales habían sido distorsionados
por los cronistas medievales. Esas mismas contradicciones obligaron a la intervención de
maestros especializados en mediciones antiguas, que hicieran concordar los datos
históricos con los topográficos, lo que llevó a un importante desarrollo de la
Geografía histórica en España. No en vano de las Relaciones se sirvieron, en el
siglo XVIII tanto la Academia de la Historia que mandó realizar una copia de las
mismas- como Tomás López para la elaboración de sus Diccionarios
Históricos Geográficos, tan a la moda entre los enciclopedistas. Incluso Pascual
Madoz (Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de
Ultramar, Madrid 1848, XVI) desdeñando una parte de las informaciones,
particularmente las relativas a la iglesia y a la religión, no deja de reconocer que
"contienen interesantes datos de vecindario, de riqueza, de algunas poblaciones y
hasta de instrucción, que hacen recomendable aquel trabajo por la época en que fue
principiado, por el método que contiene".
© H. Gimeno Pascual
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BIBLIOGRAFIA: J. C. García López, Relaciones Topográficas de
España. Relaciones de pueblos que pertenecen hoy a la provincia de Guadalajara, en: Memorial
Histórico Español. Colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la
Real Academia de la Historia, v. XLI y XLII (1903); XLIII (1905) [reedición en CD
Rom, Guadalajara 2001 y 2003]; J. C. García López M. Pérez Villamil, Relaciones
Topográficas de España. Relaciones de pueblos que pertenecen hoy a la provincia de
Guadalajara, en: Memorial Histórico Español. Colección de documentos, opúsculos y
antigüedades que publica la Real Academia de la Historia, Madrid, v. XLV (1912)
[nueva edición con adiciones de nuevas relaciones en CD Rom, Guadalajara 2003]; J. Gómez
Centurión, Relaciones de Arganda, Boletin de la Real Academia de la Historia 71,
1917, 357-366; F. J. Hernando Ortego C. de la Hoz Gracia, Relaciones
Topográficas de Felipe II. Relaciones inéditas de la provincia de Madrid,
Madrid, 1987; A. Alvar Ezquerra (ed.), Relaciones Topográficas de Felipe II.
Madrid, 1993; M. Ruiz Trapero, Inscripciones Latinas de
la Comunidad de Madrid (siglos I- VIII), Madrid 2001; F. Javier Campos y
Fernández de Sevilla, Las Relaciones Topográficas de Felipe II: Índices, Fuentes y
Bibliografía, Anuario Jurídico y Económico Escurialense. 2003. Época II, n. 36,
439-573 (bibliografía exhaustiva comentada hasta el año 2003).
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