Nacido en Padua (Italia) en el seno de una familia acomodada,promotora del cultivo de las artes y la tradición humanística, los Maggi de Bassano que adoptaron el gentilicio de su ciudad de origen como apellido, Alessandro fue apelado"junior" por su amigo el historiador Bernardino Scardeonio (De Antiquitate urbis Patavii et claris civibus patavinis..., Basileae 1560, 250) para diferenciarlo de Alessandro Bassano "senior", su tío. Su educación, según los cánones al
uso en la Italia del Renacimiento -el aprendizaje de los clásicos así como la
interpretación de las inscripciones y monedas-, unida al ambiente intelectual que se
respiraba en Padua, no sólo debido a la presencia de múltiples maestros que impartían
clases en el Studio Padovano, sino también por aquéllos que éste atraía
de fuera y que organizaban en sus casas cortes literarias -entre ellas la del cardenal
Pietro Bembo frecuentada por el joven Alessandro y junto al cual se formó en materia
anticuaria-, fueron caldo de cultivo para convertirlo en un auténtico perito, un
"asesor" para todo género de artistas: arquitectos, pintores, escultores,
literatos, poetas o medallistas, especialmente de su ciudad, quienes buscaron su consejo.
Incluso él mismo fue el artífice de las inscripciones y ornamentación del arco efímero
levantado en 1556 en honor de Bona Sforza reina de Polonia, sobre el que escribió un
pequeño tratado en el que explicó toda la simbología empleada (Dichiarazione
dellArco fatto in Padova nella venuta della serenissima Regina Bona di Polonia,
Padova 1556). Hombre de su tiempo y miembro de la Academia de los Infammati no
descuidaría tampoco la composición poética especialmente en lengua latina, aunque su
gran proyecto -aconsejado por Bembo- fue la edición de la Vida de los doce Césares ilustrada con imágenes sacadas de las monedas antiguas, cuyo manuscrito se conserva en
parte en la Biblioteca del Seminario Vescovile de Padua (ms. 663). La preparación de esta
obra además de ampliar sus conocimientos numismáticos favoreció el incremento de su
propia colección numismática, declarando que las monedas debían ponerse al servicio del
estudio de la Historia, siendo uno de los pioneros en utilizarlas como fuente en la
primera mitad del siglo XVI; del mismo modo entendió la epigrafía con la que se
encontraba muy familiarizado ya que desde fines del siglo XV los Bassiano habían ido
reuniendo en su casa monumentos epigráficos de Padua y su entorno, que decoraban, junto a
otras piezas arqueológicas, el jardín y diferentes estancias, rica y variada colección
que, conservada casi íntegra, fue el origen de la sección lapidaria del Museo Civico de
Padua. Las inscripciones, además de servir para el conocimiento de la Historia, también
eran muy útiles para descubrir nombres de las antiguas familias de su ciudad, la antigua Patavium,
la cuna de Tito Livio. Es Scardeonio (loc. cit. supra) quien mejor describe su pasión por
el estudio de la Antigüedad: civis nobilis & generosus, studiossisimus vero
antiquitatum ut alter nemo, cuius aedes intra pontem S. Ioannis ubique nitent vetustissimi
marmorib(us); atque in hoc quidem, ut & in caeteris studiis, maiores suos non solum
imitatus est, sed etiam superavit: qui huismodi antiquis inscriptionibus sumopere
delectati, hoc ei studium cum hereditate reliquere.
La vinculación de Alessandro Bassiano con la epigrafía hispana ha
sido, en realidad, obra de Theodor Mommsen, quien le atribuyó los folios 202-223 de un
códice de Aldo Manuzio de
la biblioteca Vaticana (Vat. Lat. 5237), a los que, en un principio, E. Hübner había
considerado de autor desconocido denominándolo Anonymus Venetus Manutii (cf. CIL
II p. XV). Contiene 230 textos de inscripciones de Hispania, de los cuales más de la
mitad corresponden al territorio del antiguo reino de Aragón y la mayoría son de Tarraco
y Saguntum. El resto se distribuye por las siguientes zonas: menos de la cuarta parte de
los textos son de León, meseta norte y Cantabria; una décima parte correspondería a
Andalucía y de ésta sólo a la provincia de Málaga con el núcleo principal copiados en
Antequera; de Mérida presenta siete inscripciones, aunque fueron copiadas en Galisteo a
donde fueron llevadas por mandato del conde de Osorno, como indica el manuscrito; a la
zona central de la Península pertenecen seis textos, de los cuales dos los sitúa en
Uclés (Cuenca), uno en Caravanam y tres en Complutum. Mientras que, en general, se
observa que las inscripciones del territorio de Cataluña, Valencia y resto de Levante han
sido compiladas de otras colecciones, pues en muchos casos presentan errores o
interpolaciones bien conocidas ya en tradiciones anteriores, las inscripciones que
transmite del norte peninsular así como las de Antequera proceden, en general, de aquella
fuente primaria que realizara la autopsia y por ello los datos de ubicación son mucho
más precisos que en las anteriores; y, a falta de esas fuentes primarias, el manuscrito
atribuido a Bassiano adquiere un valor extraordinario. Pero lo que no parece posible
defender a partir de esta colección es ni que el mismo Bassiano hubiera estado en
España, posibilidad que Hübner no rechazaba, ni, mucho menos, que alguno de estos textos
sean traslados suyos, pues ni un sólo dato apunta en ese sentido. Más bien al contrario,
los descriptores tanto de los textos del área septentrional como de los de Antequera, con
frecuencia desconocidos para la tradición anterior o con variantes de lectura, escriben
en un perfecto castellano.
Las
inscripciones de Complutum que aporta el manuscrito atribuido a Bassiano también eran
conocidas por contemporáneos suyos como S. V.
Pighius (CIL II
3028. 3029)
y J. Strada (CIL II 3034). Sin embargo llama la
atención que sea también aquí donde se transmite por primera vez otro texto de una
localidad de la provincia de Madrid, Carabaña (CIL II 3068), que saldría publicado en
1574 por A. de Morales (Coronica
I, f. 208). Respecto a otro texto que se atribuye en el manuscrito a Complutum, es de
Tarragona (CIL II 4119) y a todas luces se trata de un error de amanuense. Quien quiera
que fuese la fuente de este manuscrito, lo que es evidente es que Complutum y su
epigrafía interesaban en los círculos humanistas italianos tanto como otros lugares
antiguos de Hispania cuyo corpus epigráfico era mucho más abundante y mejor
conocido.
© H. Gimeno Pascual |
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BIBLIOGRAFÍA: Th. Mommsen, CIL V, p. 264. E. Hübner, CIL II p. XV. - E. Zorzi, Un antiquario
padovano del sec. XVI. Alessandro Maggi de Bassano, Bollettino del Museo Civico di
Padova, 51 (1), 1962, 41-98. - M. A. Rabanal Alonso, - E. González Alonso,
Manuscritos y epigrafía latina. Notas de lectura sobre CIL 2, 2637 y 5082, Estudios
Humanísticos 18, 1996, 27-37.
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