Ya
el cronista Jerónimo Zurita, a quien se le había encomendado la tarea de escribir la
Historia del reino de Aragón, utilizó en el título de su obra el término
"annales" revelador de su afición a Cornelio Tácito, historiador
contra el que arremetía Antonio Agustín por su impureza en el lenguaje aunque le
reconocía a Zurita que su manera de tratar la historia es más allegada a
nuestros tiempos y assi se pega a V.M. más presto (Antón 1991, 101).
Aunque el modelo de Zurita sin duda fue imitado, sería Justo Lipsio quien más
contribuiría a la recepción y difusión del historiador romano en España en el siglo
XVII. Tácito se pone de moda y se populariza entre los historiadores y eruditos hispanos;
proliferan entonces las ediciones de "Annales" de todo tipo: del mundo, de
reinos, de países, eclesiásticos, de obispados, de órdenes religiosas. Villas y
ciudades no iban a ser menos.
Alcalá
de Henares, la Complutum romana, la villa que a fines del siglo XV apenas tenía
resonancia salvo por ser una de las posesiones principales de los arzobispos de Toledo,
con la fundación de su Universidad, en el siglo XVI, alcanzará una fama que traspasará
las fronteras nacionales. No extraña pues que un siglo después se sienta la necesidad de
poner por escrito su historia que se titulará, según el estilo al uso en la época, Annales
Complutenses.
Los Annales Complutenses constituyen una historia de Alcalá de Henares escrita
probablemente por varios canónigos prebendados de la S. I. Magistral de San Justo y
Pastor, a lo largo de la primera mitad del siglo XVII, como se desprende de los
comentarios y noticias biográficas que aparecen a lo largo del texto. De ellos se conoce
el nombre de uno, el catedrático de prima de escritura y canónigo, D. Pedro Tamayo; el
grueso de la obra es, sin embargo, de un autor anónimo. Otro personaje por
ella, es el padre fray Pedro de Quintanilla y Mendoza, que añadió al principio del
volumen- unos índices elaborados por él mismo. Probablemente el propio Quintanilla
modificara también para la edición su estructura original, convirtiendo los primitivos
capítulos, en los que estaba estructurada, en los seis libros con los que cuenta
actualmente. El manuscrito, recientemente editado (Sáez 1990), se conserva en la
Biblioteca Nacional de Madrid (ms. 7899) y parece ser una copia preparada para la
edición, durante la segunda mitad del siglo XVII o incluso a principios del XVIII, como
así lo atestigua el hecho de que a través de la redacción del texto se observen errores
típicos de copia por omisión de palabras e incluso líneas enteras. La obra abarca un
periodo cronológico amplísimo: desde los primeros fundadores griegos hasta la elección
de D. Gaspar de Borja y Velasco como arzobispo de Toledo en 1645, donde se interrumpe
bruscamente sin conclusión.
Como
prueba irrefutable de su pasado romano y de que en la antigüedad "Cómpluto"
había estado no lejos del sitio donde oy esta Alcala, caminando al poniente desde las
tierras que llaman de santa Ana hasta pasar el arroyo de Torote. Y desde la questa, que
conserva el antiguo nombre de Zulema, acia el septentrión, donde está el arco de Buena
Vista y hasta donde oy llaman la Garena (Sáez 1990, 40), y de los acontecimientos que
relatan, los Annales aportan inscripciones porque a tanta evidencia solo la
pasión puede oponerse, que ciega cree lo que no quiere y no la verdad, siendo
irrefragable en sentir de todos los cosmógrafos estuvo en este sitio la insigne ciudad de
Compluto (Sáez 1990, 50). Algunas de ellas están tomadas de autores anteriores como
es el caso de J. Quintana traído
a colación en relación con un epígrafe de Madrid (CIL II 3056), a propósito de las guerras
sertorianas en las que los complutenses se pusieron de parte del rebelde (refiere el
doctor Quintana ... que los de esta ciudad pusieron una piedra, ara o dedicacion a la
feliz memoria de Sertorio ... a esta parte le vinieron a buscar Pompeyo y Metelo, como
refiere Plutarco ... Y como los complutenses y sus circunvecinos les ayudaban con tanta
fuerza, pudo juntar con presteça grande un suficiente exercito ... Sáez 1990, 38); o
de A. de Morales (CIL II 3036. 3035. 3031. 3043. 4913. 4914), el cual
mandó llevar desde Alcalá la Vieja al Colegio del Rey un fragmento de miliario (CIL II 4912). También
trasmiten otras que aunque no se habían publicado sí fueron conocidas y transmitidas por
autores anteriores como Bourdelot o Strada (CIL II 3040) y cuatro más
(Rubio 1994, 28.
30.
31.
45), las cuales E.
Hübner no pudo incluir en el Corpus pues no tuvo noticia de esta obra. De estas
últimas, transcritas con no mucha pericia, una se conserva en uno de los torreones del
palacio arzobispal (Rubio 1994, 28); las otras, hoy perdidas, estaban dos
en sendas torres de la muralla, una enfrente casi del convento de los Capuchinos, junto
a la puerta de Burgos (Rubio 1994, 31); la otra en el quarto torreón (Rubio 1994, 30),
y, por último, en las casas del tesorero Villalobos, fuera de la Puerta de Santiago,
un fragmento muy pequeño (Rubio 1994, 45).
Los Annales Complutenses aportan además otras informaciones sobre hallazgos
arqueológicos que interesan a Complutum como que en los alrededores y en la Fuente del
Juncal se encontraban sillares y estatuas: muchos dejándose llevar de ilusiones
han buscado thesoros, sólo han conseguido descubrir piedras de extraña labor y grandeça
y otros los conductos que servían de abasto a la ciudad ... Una tierra circunvecina a
este sitio hiço su dueño que se cavase a pico sacando de ella grandes piedras de jaspe y
mármol, columnas, medios arcos, basas y chapiteles de admirable labor, despojos de algún
sumptuoso edificio. Descubrieron quatro faces de piedra de maravillosa sillería, que se
conocía ser cimiento de alguna torre, valiéndole los despojos gran suma de maravedís.
Dos artífices vecinos de esta villa ... hallaron dos estatuas de mármol de igual
grandeça, scultura y proporción ... las vendió a esta santa iglesia de San Justo en
gran suma y oy están sobre una de las puertas de la capilla de los santos mártires ... (Sáez
1990, 40). Si algo llama la atención poderosamente es que ya en el siglo XVII se
encontrasen vajillas de terra sigillata con sus grafitos: Hanse descubierto
también en esta parte muchas tejas ... y asimesmo gran cantidad de fragmentos de un barro
colorado y lustroso... y muchos tienen caracteres romanos, labores y resaltos de estraño
artificio y follaje ... Cuál no pudo ser la abundancia, en época antigua, de esa
vajilla con grafitos cuando ya en el siglo XVII la tierra complutense era tan fértil en
fragmentos esgrafiados como para llamar la atención de sus historiadores locales, los
cuales no dejaron de incluirlo en los Annales Complutenses, una historia de Alcalá
que recogió cuanto encontró de su pasado romano para que nadie más pudiera poner en
entredicho que aquello era el antiguo sitio de Complutum.
© H. Gimeno Pascual
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Antonio Agustín |
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