Nota legal | Búsquedas |  Mapa del sitio | Contacto | Accesibilidad  
CORPVS INSCRIPTIONVM LATINARVM II
    
Inicio >> Anticuarios y Epigrafistas>> Siglos XVI-XVIII>>
separador
separador
GIL GONZÁLEZ DÁVILA
(Ávila, ±1570-1658)
separador

Gil González Dávila, cronista de los reinos de Castilla y de Indias, pasó su primera juventud en Roma junto al cardenal Pedro de Deza, ciudad en la que adquirió su formación, hasta que en torno a los veinte años de edad regresó a Salamanca de donde fue racionero de la iglesia. Los conocimientos anticuarios adquiridos en Italia pronto darían sus frutos, pues ya en 1596 se ocupaba de una de las esculturas prerromanas más emblemáticas de la ciudad en su Declaración de la antigüedad del toro del puente de Salamanca. Pocos años después, hacia 1602-1603, comenzaría los trabajos preparatorios para una obra de carácter más amplio sobre las antigüedades de la misma que se imprimió en Salamanca, en el año 1606, con el título de Historia de las antigüedades de la ciudad de Salamanca. Pero, en realidad, esta era un pequeño ensayo para su gran proyecto histórico, el "teatro eclesiástico de las ciudades e iglesias catedrales de España", del que se fueron editando volumenes correspondientes a lugares concretos tanto en vida del autor como póstumos.

El correspondiente a Madrid salió de la imprenta en esta ciudad, en 1623 con el título Teatro de las Grandezas de la Villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España dedicado a Felipe IV.

Bien relacionado con algunos de los eruditos de su época que se ocupaban de la epigrafía como el aragonés Juan Francisco Andrés de Uztarroz, con quien mantiene corresponden cia, González Dávila declara que, a imitación de los humanistas que le habían precedido como Ambrosio de Morales, Antonio Agustín, Benito Arias Montano, Andrés Resende, o Juan Vaseo, los restos arqueológicos deben ser aportados para probar la antigüedad romana de las localidades. Así en el volumen dedicado a Madrid en el capítulo cuarto se ocupa De las memorias que se hallan en Madrid y su tierra del tiempo de los Romanos. Fue testigo ocular de muy pocas inscripciones tanto de la propia ciudad como de sus alrededores: las primeras se conservaban en la iglesia de Santa María, en la parroquia de San Andrés, y en la Casa del Estudio. De las proximidades refiere una de Vaciamadrid y otra de Barajas. No descuida, sin embargo, un monumento que, procedente de Mérida, en 1618 se había trasladado a Madrid y se conservaba en casa de un caballero de la orden de Alcántara, dato que aunque insignificante muestra el interés de las clases altas de la sociedad madrileña por las colecciones de antigüedades.

Sin embargo, la pericia epigráfica de González Dávila es escasa. Tanto lecturas como interpretaciones son deficientes como ya manifestara G. Mayans al aludir a él como "hombre de mayor probidad y diligencia que pericia y juicio sobre todo en este estudio" (vir majori probitate et diligentia, quam peritia et judicio praesertim in hoc studio, Mayans 1999: 72). Su aportación principal a la epigrafía del territorio de Complutum es haber recogido y transmitido las inscripciones romanas que se conservaban en su tiempo.

147 148 149 143 Inscripciones
 
Portada
 
 
Inscripción
 
 BIBLIOGRAFÍA: G. Mayans i Siscar, Introductio ad veterum inscriptionum historiam litterariam, L. Abad y J.M. Abascal (eds.), Madrid 1999. - A. Millares Carlo, Tres estudios biobibliográficos. I. Juan López de Palacios. II. Antonio de León Pinelo y su Epítome. III El cronista Gil González Dávila y su obra, Maracaibo, Venezuela 1961.
Diseño Web Susana Vázquez